martes, 27 de octubre de 2009

Libertad, angustia, insignificancia

Al final compruebo que nos dirigimos a la nada, que somos seres insignificantes que nos arrastramos, dotados de una gran capacidad de crear, de buscar lo beneficioso, de implantar e imponer la idea de superioridad con le don de llevarlo a la acción. Pero en nuestra insignificancia descansa en su máximo esplendor nuestra libertad, ya que sin ella no podría el ser humano destruir, inventar, amar, pensar, censurar y todas sus acciones e ideas que surjan infinitamente en nuestra conciencia es porque esta la libertad, la que os permite hacer todo, también prohíbe al objeto, lo detiene, como así ese objeto hace lo mismo con nosotros. La libertad no es buena ni mala como así tampoco las ideas, las acciones importan, pero nada hacer callarla o negarla.

Pero insisto, en que por mas moustrocidades que existen y creamos, o invenciones moralistas, religiosas e idealistas nos hagan arrodillar virtualmente como físicamente, somos libres por el único motivo de que existimos y que somos seres. Sabemos nuestras posibilidades, nuestras imposibilidades, luchamos o nos rendimos ante cualquier situación porque es nuestra la decisión de llevarla a cabo cualquier tipo de empresa, como la de no llevarla por imposible. Es en nuestra angustia, en nuestra responsabilidad de elección se fundamenta la libertad.
Se podrá decir que la religión es una mentira, que dios existe, que tenemos que vivir bajo la ética o el amor o el odio, Podemos cuestionar cada una de las cosas, pero el echo de creer en mentiras o en verdades, vivir bajo preceptos o entregar hasta nuestra voluntad, nos hace libres o por lo menos hasta que momento decidimos doblegarnos ante cualquier cirscustancia.

Aun así no basta para matarla. En nuestra insignificancia existencial somos libres

No hay comentarios:

Publicar un comentario