sábado, 27 de noviembre de 2010

Demasiado Humano

Todo lo que no es personal es percibido como una débil sombra afirmaba Nietzsche, y cuanta razón. Luego han venido otros pensadores como Wright Mills, este último adivina al decir que los hombres ´´no definen las inquietudes que sufren en relación con los cambios históricos``. Todo es tomado como un dato, y es porque existe una desvinculación en el entramado social, con eso que los sociólogos llaman la relación Inter-subjetiva, pero que a su vez, - y es esto lo curioso - no están al tanto de que cada cosa que hacen, o comparten o dicen incluso de todo lo que toman por cierto, como las costumbres, la tradición, la moral se da en ese marco de lo que llamamos Humanidad. De que cada individuo esta atravesado por lo humano, y nada le es ajeno. Una suerte de haber construido un edificio para luego no reconocerse en él, evitando toda responsabilidad o identidad con eso que se dice sociedad. Identidad en sentido estricto y amplio: como somos la humanidad hemos de ser también el mundo en el que estamos, de que ser-en-el-mundo es una dinámica constitutiva y necesaria para estar en el mundo.

Para detenernos un momento. No seremos suaves, sino todo lo contrario al decir que la humanidad se ha desarrollado bajo el velo de la mentira (usamos esta palabra a modo de oponernos al concepto de verdad), de que las verdades jamás fueron eternas, sino que son producto del devenir constante y progresivo de la historia misma en la que a disgusto de algunos, estamos inmerso y nadando no solamente en pensamientos sublimes y de alto vuelo, sino también en sangre, hambre, miseria y desesperación, además de que esas verdades son las que han hecho de la historia una versión ciega y absoluta de hechos concretos sin relación con los precederos y los posteriores. Pero no obstante, lo que llamamos Humanidad guarda un secreto que aun hoy se mantiene guardado como un santo grial, (aunque en algunos momento se devela), y que es la significación, es decir, la creación de sentidos para todo lo que se considera la cosa-en-si.

Alineándonos un poco mas con Nietzsche, si hoy sabemos distinguir entre lo que es el bien y lo que es el mal, si poseemos una moral, es porque la humanidad se a posado por encima del bien y del mal, lo a sobrevolado para luego sumergirse en ese mundo creado y calificado entre lo que pertenece a un sector y lo que pertenece al otro circulo, que a su vez sirvió para no reconocerse en lo que constituye el mal.

Ahora bien, nosotros desde estas líneas afirmamos que los conceptos de igualdad, identidad – aquí nos referimos a ese reconocimiento tan solo con el suelo, con una patria, o con una estratificación social o clase social, no como advertíamos antes, al principio del texto - y verdad son los factores del mal que impera. O mejor dicho, y sin caer en la tentación frígida del relativismo, somos nosotros los que consideramos qué es eso el mal, pero con fundamento. Y sabemos que todo lo que ha sido y es, es productor de una construcción, pero a diferencia de otros, nosotros queremos seguir construyendo pero para ello es necesaria la destrucción de los cimientos para establecer no verdades absolutas ya que tales no existen sino que en realidad la humanidad construye porque ella misma es una construcción y que por lo tanto no hay nada fuera de ello de que todo es humano, demasiado humano. De que en este mundo no existen los que oprimen y los oprimidos sino que hay un consenso o una relación que posibilita al poder en tanto unidad como ser, en otras palabras queremos que todo individuo tome conciencia de que la responsabilidad es suya también, de que cuando nos elegimos en tanto individuos también estamos eligiendo al mundo, de que no tomemos nada por cierto.

Entonces concluimos que las ideas no sirven para crear, las ideas son solamente armas para arrancar desde las entrañas a todo lo que hoy reconocemos como eso en si, de que las ideas son el instrumento de esa negación lógica del mundo para luego reformular significados e imprimir un sentido al mundo. No para idealizarlo en tanto teleología, sino para darle al cogito, ergo sum (pienso, luego existo) la praxis que Descartes no vio, y que la existencia no es suficiente de que es preciso vivir, en consecuencia necesitamos del caos para que suceda lo hermoso. Por lo visto las ideas son armas que proyectan la destrucción de ese monumento que hoy llamamos la verdad

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La reina del bien y del mal.

Me parece haber descubierto el silencio, donde no precede nada. Un lugar único, donde no hay historia, simplemente habita por ser, es decir existir mi cuerpo sin ningún concepto diacrónico ni teorías estáticas. El silencio, no hay edificios imponentes ni monstruos poderosos.

Tampoco hay calma, percibo en consecuencia la desesperación. Me reconozco como cuerpo sin ideas y sin experiencias. Es esta última la responsable de que en realidad por mis ideas se haya destruido todo lo que se elevaba como la cosa-en-si, como las verdades y las esencias. Por mis ideas o por la interacción de los pensamientos y la experiencia es que ya no se que creer.

En definitiva, solo se que no se nada implicaba o ya Sócrates adivina, en realidad no adivinaba nada, es mi re-interpretación negando al absurdo mundo de las ideas que nada era cierto, sino que todo es una empresa humana llevada a cabo hasta su realización, meticulosamente. Si todo lo que hoy se me dirigió hasta el silencio, en otras palabras, hasta la revelación misma en que todo era una creación humana, es una invención es por lo pronto quedarme sin nada dando lugar, abriendo la puerta a la parálisis mental.

Visiblemente desarrollar filosofías sobre dialéctica y hablar a modo de pensamientos puros o de lógicas como sistema de de determinaciones, a propósito de Hegel es una pavada, es el absurdo monumental, incluso es un absurdo obstinado, poco serio. Hubo de haber sido la frase: ´´ solo se que me he quedado sin nada``. Me sentiría acompañado. En efecto, mis ideas acaban de asesinar al mundo, a la sociedad en su entera confianza depositada en la moral, en la cultural, y en sus valores y reglas de comportamiento. Este crimen me saco del lugar que ocupaba en la estratificación. Lo ocupo, sin embargo, como un obrero revolucionario, que sigue ocupando su lugar dentro de la división del trabajo, de la misma forma yo ocupo un lugar en la sociedad. Seria ridículo renegar de mi condición, a titulo de burgués o ser-clase-media. Pero no obstante, al ser un criminal compruebo que es ficticio el rumbo que perseguía.

Repito, mis ideas han arrancado desde las entrañas hasta la devastación total a la experiencia, a todo lo que yo tomaba por cierto. Directamente sentencio: creo que todo es mentira. Pura magia.

Este silencio, lejos de ser subrepticio, es ostensible. Esta a disposición mía, que se me comprenda: he tomado completa y plena conciencia de mi mismo como empastado de mí. Entre mi conciencia y mi yo, en tanto me asumo como ser-existente. Y en tanto mi cuerpo y toda la conciencia como una única cosa en unidad, una síntesis. Por lo visto no existe una diferencia no hay algo inasociable y que a simple vista al ser conciencia de que existo, soy responsable de mi mismo, debido a que no tengo ideas, que las que tuve solo fueron cuchillos salvajes para abrirme camino, como un Martín Fierro, para derribar lo que tomaba por cierto y es por esto que no tengo ideas, solo fueron utensilios. Mucho menos tengo certezas ni objetos de conocimiento obvios, solo soy algo: conciencia-de-que-existo en tanto conciencia-cuerpo cuerpo-conciencia.

Me encuentro desesperado, en silencio, en soledad sin que alguien me consuele, sin un amigo para que me indique como seguir. He perdido labilidad, he perdido la excesiva confianza del más allá y eh perdido la credibilidad al mundo de hoy. Una vez perdido todo tan solo me queda la libertad.

La libertad hasta el hartazgo, hasta la nausea. Esa nausea que no te permite gritar, porque no hay nada porque y que gritar. Es claro, además pendo del silencio blanco, inmóvil, sin tiempo, a-histórico, el cual no es consecuencia de nada, ni derivación de cualquier reflexión aguda. Es el origen, es la nada. Yo no soy. Pero ahora se, como efectivamente anhelo ser algo, que dependo de mi y no se con seguridad si realmente quiero ser. La verdad me acobardo ante tal proyecto.

Extraño mis estantes, aunque hubiese sido hasta hace poco fútil y costumbrista anaquel. Poseía en mi dormido determinados saberes, rumbos rectos que evocaban experiencias exitosas, y que se las vivenciaba a mi manera marcharía hacia un fin, por un camino recto, arenoso, pero transitaría no con dificultad, y al final llegaría a algún lugar.

Ahora tengo en mis manos la libertad, la pisoteo, la mastico y sabe amarga, a acido sulfúrico, arde y derrite. Parece como si fuera mi peor enemigo. Estoy atado a ella, entre mis manos gordas y apunto de reventar. La sujeto como un aparato represivo, tan solo para asimilarla como pianista a sus teclas para dar el mejor concierto, pero contrario a lo que decía es ella la que me contiene, yo soy su sujeto. Yo por mi parte la aborrezco, no me emociona, me aterra, si comparo con una nota musical seria la mas desafinada. Pero me atrae, como la gravedad al universo. Me expando hasta horizontes nuevos, hasta la utopia, como Faucoult supo bien, es mi cuerpo la utopia. Pero si pudiese atentar contra la libertad lo haría sin dudar, sin vacilar con una vehemencia tal que nadie osaría a detenerme, pero una vez descubierta no hay escapatoria. La libertad me domina para seguir asesinando al mundo y sus verdades. Es una fuerza devastadora, voraz. Trueca el destino. Es ella la reina del bien y del mal. Fue la libertad del hombre que aniquilo a los judíos, fue la libertad del sujeto que detono la bomba nuclear, fue la libertad del ser que enfrenta a los hombres. Es ella la que esta mas allá del bien y del mal.

viernes, 12 de noviembre de 2010

La antropología al servicio del colonialismo.

La expansión europea colonialista, ya en su fase imperial, es decir siglo XIX, expresa la necesidad de Europa de dominar territorios para colocar su producción excedente. Es el problema que nace a partir de la primera gran crisis capitalista denominada ´´Gran Depresión``. Surgen desde ahora, los grandes Trust financieros, son las nuevas caras del monopolio: el oligopolio (fusión de empresas, dejando fuera de la competencia del libre mercado a los pequeños productores, en consecuencia el capitalismo llega a su contradicción)

Para entonces en 1885 se lleva acabo El Congreso de Berlín. Básicamente se trata de la repartición final de la totalidad de África y Asia por parte de las grandes potencias mundiales, entre ellas comparecían Inglaterra, Francia etc. Pero como ya sabemos, donde existe poder, existe la resistencia. En efecto, da lugar al nacimiento de los movimientos de liberación.

En este marco histórico-político-económico, sin olvidar y que quede bien claro: desde 1870 hasta la primera guerra mundial Europa no registra ningún conflicto bélico, es una época de paz. Sin embargo como condición necesaria de esta etapa de latencia fue la dominación y la creación del mundo. Aquí es en donde la antropología se consolida como disciplina científica. Incluso si vamos hasta las últimas consecuencias, podríamos decir que en el colonialismo capitalista imperial se sirve de ella para tal empresa de totalización. Por lo tanto se desarrolla como ciencia porque empieza no solo a cobrar autonomía con respecto a otras ciencias, sino que además crea o acumula un corpus de datos y un corpus teóricos en el cual no obstante se trata de alcanzar ciertas variables.

Para ir mas lento, es menester explicar que tanto como el colonialismo se sirve, acopia todas las investigaciones de los antropólogos, la antropología se sirve en gran parte de la teoría evolucionista de Charles Darwin, y es esto lo que en realidad le interesa al Capitalismo, poseer certezas frágiles, y falsas siendo en-si simples pseudo-justificaciones para llevar a cabo hasta el extremo la colonización.

Ciertamente, Darwin explicaba que cada organismo vivo posee un proceso universal al que ninguna especie escapa, lo que ya todos conocemos la selección natural, en otras palabras: el mejor adaptado, y es desde esta perspectiva teórica-científica que se concluye la existencia del hombre.

Pensadores como Tylor, Morgan adoptan esta concepción evolutiva de la vida y agregan que el hombre es único dentro de todas las especies, debido a que para ambos la generación de cultura es su capacidad que lo distingue del resto. Lo interesante es que estos intelectuales sentenciaran que la cultura es la continuación de la naturaleza, y esto es el aspecto peligroso que apropiaron y lanzaron al mundo. Según ellos la naturaleza es una sola, por lo tanto y aquí se completa el silogismo la cultura es una sola. Y como evolucionistas radicales instauran instancias o mejor dicho grados de cultura. Es decir, hay un solo camino a donde se dirige la humanidad, lo salvaje es el pasado de este presente que es lo civilizado ya que representa lo primario, lo inacabado y que no solo esto, la condición de evolucionismo cultural es universal y necesario. De modo que, efectivamente, se veían diferencias culturales, era un hecho empírico imposible de hesitación alguna, pero es una diferencia que se entendía por una relación temporal-espacial dentro de un mismo trayecto (tren del progreso)

Es aquí donde se ve la construcción del otro, qui la antropología se afirma como ciencia, busca explicar y no comprender, por lo tanto va en buscar de otros grupos sociales, y la objetividad será su plegaria, su religión. Utilizaran el método comparativo para poder eliminar todo vestigio subjetivo en tanto explicar las estructuras inconcientes que conducen a los sujetos sea salvaje o civilizado a crear los mismos instrumentos o utensilios, a tener lo que Morgan llamaba el desenvolvimiento del pensamiento.

Había que explicar un solo origen, un solo camino y de este se sirve el colonialismo para justificarse, en tanto genocida y etnocida.