martes, 2 de marzo de 2010

Acaba el fin. Y recupera tu libertad

Ayer corrí, hoy te miro. Ahora te vas tan solo para olvidar. No pedí mucho. Pareció demasiado. No quise tu libertad, con que existieras era suficiente. Y escapas sin rumbo, creyendo que la anestesia es la solución, y eso que ante vos hay un propósito mayor, individual, negador de lo anterior, superador. Un progreso se logró. ¿Suficiente? Hay todavía un mañana fresco, renovador, porque vivimos yendo para adelante, del futuro no escapamos. Pero no, las excusas son las mismas, te auto estableces la no-capacidad: - ´´no puedo aunque quiera``- No hay nada que limite al hombre cuando esa barrera es uno mismo. Vale la pena en última instancia el fracaso, el sufrimiento y el dolor de haber estallado el cráneo con aquel muro. Al querer algo todo se puede intentar y si apostas a tu libertad todas esas barreras, todas esas paredes se derrumbaran
Y ese propósito pertenece a los que liberan al ser y en este caso al tuyo, uno que es inagotable por si solo en tanto que vos sos la única responsable de agotarlo y reducirlo de tal forma al igual que este escritorio, y este teclado. Sin embargo nuevamente aparece la perdición en el Dionisismo. Necesario cuando no haya mas problemas en vos, ni en el mundo en tu totalidad y complejidad.
Mientras huyes olvidas tu conciencia, porque al estar allende a vos olvidas tu subjetividad, y fácilmente crees ser feliz, que vivís en plenitud. Pero en tu meollo solo hay superficialidad. Disfrutas de un problema el cual no es visto por tu mirada como tal, se derrama en vos como una hemorragia interna y bebes toda esa magia encantadora (de los recuerdos, de las andazas juveniles) en fin, de todo ese pasado y de una nueva experiencia imitadora de todo lo que fue, o de todo lo que sigue siendo, pero sin ser potencia, porque ya no esta en acto porque se acabo, y eso cuesta comprender cuando se nada en todo ese elixir derrochador de energía vital. Adicta al sueño. Comenzaras a pedir más de ese encanto de todo ese vil escándalo, sin que lo veas así, claro esta, has olvidado tu conciencia...
Pero sufre a decir verdad, y seguirá sufriendo por cobardía al cambio, a ese propósito superior, a eso que le pone una causa: Ser libre y en equilibrio con uno mismo. Inerte. Un monstruo. Una criatura prisionera de lo que fue. Una roca. Pasto y nada más. Fuera de ello solo hay autos, calles, un edificio y una cama. Existís y eso no es suficiente para vos, para mí si lo es porque no puedo exigirte nada. No quiero que pierdas tu libertad. Pero ahí estas, con tu existencia, y tu inercia, sin posibilidad a ser una nada porque ya lo sos todo. Y queres, y te sentís y buscas procurarte la aseguración de que sos una totalidad. Si supieras todo lo que tenes por delante, fuera de mí, fuera del mundo inclusive. Dentro tuyo.