sábado, 13 de febrero de 2010

Quieto, me muevo. Algo nos empuja.

El cielo rojo. Los dos sentados, tus piernas cruzadas, las mías sobre la mesa. Ni una palabra. Se acabó. Detenidos por una inmensa soledad, separados por el humo del cigarrillo que despega del centro de la mesa. No lo miramos, no nos miramos, solo podemos respirar para existir. Estamos ahí. Simultáneos, por ello sabemos que cada uno existe, pero nos duele. Creo que te odio, espero que me odies. Espero odiarme así evito amarte. ¿Qué pensaras? ¿En que estas pensando? No puedo saber cual es tu subjetividad, sos una desconocida, siempre lo serás, y yo siempre lo seré porque siempre somos algo nuevo. Y lo nuevo que fue y ahora es presencia no me gusta, me disgusta, me hastía.
Que lastima es todo esto, que desastre, solo el cigarrillo nos une, porque es el ultimo y lo compartimos. Espero que no te haya molestado mi roce a tu mano, no quiero que grites. Yo se que no te agrado, y se que hicimos las cosas mal. Pero no me importa, ya nada importa porque se acabó. No hay porque quejarse ni dejar en libertad a las algarabías, ni a los llantos. Ya lloraste suficiente, y eso a mi me tiene sin cuidado debido a que yo también te regale unas cuantas lagrimas gratuitas, pagadas por el precio de no amarte mas.
Supongo que ahora estamos perdiendo el tiempo, aunque ahora es mi momento, yo te miro y te doy un tiempo. No me mires para no ser tu esclavo. Hoy no reís, hace días que no reís, y es por culpa de una libertad que no es la tuya. Lo mismo me sucede a mi ya no río como solíamos hacer por una libertad que no es la mía. Los dos nos condenamos a esta hemorragia, a esta agua que van de un lado al otro como una soga y no dragan absolutamente nada. Lo único absoluto es que ya no pertenecemos a nuestro pasado, nada nos une, aunque si nos une, pero somos algo nuevo, algo desagradable. Sin embargo hay algo que me detiene y no logro comprender, no logro solucionarme. Evidentemente no solo vos sos mi problema, ni yo soy tu problema, sino que principalmente yo soy mi problema y vos sos tu problema. Basta. ¿Qué es lo que me detiene? Sin embargo me muevo, porque puedo doblar este dedo, puedo pellizcarme y lo puedo sentir. No porque sea mi cuerpo, sino porque soy yo el que lo hace. Estoy quieto y me muevo.
No quiero presentificar nada, porque me aburre discutir con vos, lo hecho, hecho está, y lo que no se hizo ahora ya no tiene sentido hacerlo.
¿Por qué estoy acostado con vos? Tampoco se porque te abrazo. ¿Porque me besas?, una noche mas sin sentido nos hacemos el amor. Ni una palabra. No es el amor. Mucho menos es el odio, sino te golpearía en lugar de tocarte. Esto me resulta repugnante aunque me excito. Creo que es momento de terminar y de dormir, mañana prometo hacer algo conmigo y por lo tanto de los dos, hoy algo me mueve pero no lo puedo descubrir. Mañana es mucho mejor. Hoy estoy cansado, y me da miedo pensar como reaccionarías.
Ya cerré los ojos, te escucho llorar, yo lloro también. Lentamente morimos en el sueño. Se acabó. Pero todo sigue. Siempre hay más cuando no queremos cambiar.

lunes, 1 de febrero de 2010

La inercia

Bajo tus pies la ceremonia del horror que ocasionó los errores que no superaron mis penas. Delante de mí: la tranquilidad, la vida es para los vivos, los muertos ya no importan. Y vos, que tan sola llorás por las noches en los artilugios para esquivar al ángel que todo lo castiga: crees verlo, crees ver la compasión incondicional aunque solo significa la manipulación de tu voluntad, de tu libertad, Ya nada existe, por lo menos ya nada agradable para mí. El hastío en mi estomago, el hastío en mi cabeza, el hastío en mi corazón. Porque te has perdido en el encanto de inventar nuevas formas de ser para los otros, para complacer los deseos ajenos del prójimo, ya no es melancolía lo que produces, ni lastima, sino rechazo, agotamiento.
En estado febril marchas por un rumbo fértil pero errando porque esperas: la esperanza no sirve, la esperanza es la inercia. Si esa inercia que amputa elecciones con anestesia hace que mueras en vida, habrás de ser una futilidad y cuando despiertes probablemente ya estés muerta, nunca es tarde para el que vive, es tarde para el que espera. Y en ese estado, virtualmente crees ver la superación de la negación, pero sigues de pie frente al vencedor, y ahí estas vencida, admirable, sin sentido, con alma desgarrada y cercenada del mundo. Tropiezas con la inercia, quieres en ella, sientes en ella, te mueves dentro de ella, piensas dentro de ella, sufres por ella, sin embargo es todo lo contrario, ella quiere por vos, ella siente por vos, ella se mueve dentro tuyo, ella piensa dentro tuyo, ella hace que sufras. No haces nada, ni una nueva palabra fruto de la ruptura, de la aniquilación de la inercia. Sos incapaz de decir: - Se acabo, porque te domino, te ha poseído, mermó desde las entrañas hasta los rincones de lo que hasta en aquel entonces era tu ser y de vos maná simplemente una Cosa.
Por triste que sea te has condenado a no vivir, simplemente reposas en el mundo, tiembla tu tierra si te empujan. Sin reaccionar. Si alguna lágrima cae de tus ojos solo ondas en tu estanque se verán. Nada más. Un inerte. Deseas que sean responsables de tu espíritu, aunque no lo confieses, es evidente, estas quieta. Anhelas que te abran los ojos, de momento todo depende de tu libertad, de esa que permitiste que te enajenaran. Alienada. Esclava de la esperanza. Ilusa, esperas un nuevo siglo a que te rejuvenezca, y enseguida caes en la cima de lo maravilloso, pero la realidad destruye la maravilla y deja ver la soledad en la que la realidad humana y por lo tanto vos estas sumergida, en la que surgiste injustificada, y bajo la dependencia encontraste un sentido (impropio, estéril) a todo esto que le llamas tu vida. Inmóvil, patéticamente aberrante y sobre todo abominas la emancipación del alma. Es la comodidad de encontrar una manera de ser, y fuera de ello nada, te consideras sin tener conciencia de ello, como una roca, y te mientes, te auto-limitas a lo macizo, en fin a lo fácil. Te totalizas, te opacas y te dogmatizas fundamentándote. Pero no hay ruptura, no hay una luz que brota del meollo de tu ser, no hay nada nuevo, solo facilidad, comodidad, sufrimiento tranquilo y lágrimas sin porvenir. Esclava de vos misma, de tu ayer. El futuro le restas importancia porque no lo sientes, porque la inercia no tiene futuro, encuentra su ser en el pasado que la hizo existir, es Irrevasable en tanto que la dejas emerger y la sellas en tu alma. Si bien el tiempo se lo da uno, has optado por ser atemporal. De nuevo el hastío en mi. Ya muertas estas.