sábado, 16 de enero de 2010

Más allá de la violación

Mujer delicada de mil pañuelos, que lloras por las noches y cierras el suelo con tan solo reflexionar la futilidad del amor, el cual surge del dolor empapado de la vileza ajena y solo puedes golpear a puños en calidad de autotortura placentera el destino que alguien decidió forjar entre tus órganos.
De delicada tez mana el resultado de una niña que negó su condición para ser libre como mujer queriendo en un apasionado sentimiento lo que hacías de vos: independiente, fuerte, encontrando tu quintaesencia que vos solo conoces debido a la censura proclamada por todo tu ser para el cuidado de aquello que podía desatar una guerra mezquina entre el aire y el humo.
Se debe la miseria tuya a que la bestia a pasos, adelantados, gigantescos devoró grotescamente el silencio propulsor de tu llama ardiente, extinguiéndola, moldeándola, lesionando a la conciencia y así logró penetrar en tu condición de posibilidad para encerrarte una vez mas: en y al olvido del mundo. Imprimió en tu cruz, en todo tu cuerpo, en la vestimenta sagrada la condición de objeto, tomando la subjetividad y la dignidad como mercancía, colonizando tus tierras dejando erigir la vergüenza absoluta e infame en el decurso de la humillación yugular, cohesionando el odio y la desesperación por la brutalidad de sus garras. Análogamente habiéndote devuelto la libertad, cuando partió rumbo a otra victima desamparada, habiéndola dejado quebrantada, en crueldad refinada, y sadismo puro, la colocó en una vitrina para que observes tu pasado-libre, habiendo invertido el sentido de la justicia creyéndose dueño y amo de tus horas infernales sonrió al marcharse y antes de sellar las puertas del infierno pidió perdón. Mas allá del cinismo, afirmando su crimen en la habitación.
Ahora vos con tu vestido rojo, paralizada deseando morir, sonámbula en una pesadilla vas inconciente a sumergirte en agua. Dormirás al otro día. Habrás de mirar la vitrina donde yace el pasado, querrás ser presa ya que de momento ser libre implicará en tu intuición la inseguridad sin saber que la libertad seguirá dentro tuyo. Por eso mismo será menester de tu decisión en la angustia para una renovada asunción de ella, para así también, axiomáticamente volver al camino del tiempo y cercenar la violencia indeseada y gratuita que en tan solo dos horas cayo sobre tu espíritu.
Lo que queda es lo que empieza en adelante: la duración existencial, machada debido a un lapsus maniqueísta de poder absoluto sobre lo que fuiste en aquella dominación con la etiqueta de objeto, en y para libertad. De esa forma ´´…masticará de nuevo el placer de existir…``

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