viernes, 12 de noviembre de 2010

La antropología al servicio del colonialismo.

La expansión europea colonialista, ya en su fase imperial, es decir siglo XIX, expresa la necesidad de Europa de dominar territorios para colocar su producción excedente. Es el problema que nace a partir de la primera gran crisis capitalista denominada ´´Gran Depresión``. Surgen desde ahora, los grandes Trust financieros, son las nuevas caras del monopolio: el oligopolio (fusión de empresas, dejando fuera de la competencia del libre mercado a los pequeños productores, en consecuencia el capitalismo llega a su contradicción)

Para entonces en 1885 se lleva acabo El Congreso de Berlín. Básicamente se trata de la repartición final de la totalidad de África y Asia por parte de las grandes potencias mundiales, entre ellas comparecían Inglaterra, Francia etc. Pero como ya sabemos, donde existe poder, existe la resistencia. En efecto, da lugar al nacimiento de los movimientos de liberación.

En este marco histórico-político-económico, sin olvidar y que quede bien claro: desde 1870 hasta la primera guerra mundial Europa no registra ningún conflicto bélico, es una época de paz. Sin embargo como condición necesaria de esta etapa de latencia fue la dominación y la creación del mundo. Aquí es en donde la antropología se consolida como disciplina científica. Incluso si vamos hasta las últimas consecuencias, podríamos decir que en el colonialismo capitalista imperial se sirve de ella para tal empresa de totalización. Por lo tanto se desarrolla como ciencia porque empieza no solo a cobrar autonomía con respecto a otras ciencias, sino que además crea o acumula un corpus de datos y un corpus teóricos en el cual no obstante se trata de alcanzar ciertas variables.

Para ir mas lento, es menester explicar que tanto como el colonialismo se sirve, acopia todas las investigaciones de los antropólogos, la antropología se sirve en gran parte de la teoría evolucionista de Charles Darwin, y es esto lo que en realidad le interesa al Capitalismo, poseer certezas frágiles, y falsas siendo en-si simples pseudo-justificaciones para llevar a cabo hasta el extremo la colonización.

Ciertamente, Darwin explicaba que cada organismo vivo posee un proceso universal al que ninguna especie escapa, lo que ya todos conocemos la selección natural, en otras palabras: el mejor adaptado, y es desde esta perspectiva teórica-científica que se concluye la existencia del hombre.

Pensadores como Tylor, Morgan adoptan esta concepción evolutiva de la vida y agregan que el hombre es único dentro de todas las especies, debido a que para ambos la generación de cultura es su capacidad que lo distingue del resto. Lo interesante es que estos intelectuales sentenciaran que la cultura es la continuación de la naturaleza, y esto es el aspecto peligroso que apropiaron y lanzaron al mundo. Según ellos la naturaleza es una sola, por lo tanto y aquí se completa el silogismo la cultura es una sola. Y como evolucionistas radicales instauran instancias o mejor dicho grados de cultura. Es decir, hay un solo camino a donde se dirige la humanidad, lo salvaje es el pasado de este presente que es lo civilizado ya que representa lo primario, lo inacabado y que no solo esto, la condición de evolucionismo cultural es universal y necesario. De modo que, efectivamente, se veían diferencias culturales, era un hecho empírico imposible de hesitación alguna, pero es una diferencia que se entendía por una relación temporal-espacial dentro de un mismo trayecto (tren del progreso)

Es aquí donde se ve la construcción del otro, qui la antropología se afirma como ciencia, busca explicar y no comprender, por lo tanto va en buscar de otros grupos sociales, y la objetividad será su plegaria, su religión. Utilizaran el método comparativo para poder eliminar todo vestigio subjetivo en tanto explicar las estructuras inconcientes que conducen a los sujetos sea salvaje o civilizado a crear los mismos instrumentos o utensilios, a tener lo que Morgan llamaba el desenvolvimiento del pensamiento.

Había que explicar un solo origen, un solo camino y de este se sirve el colonialismo para justificarse, en tanto genocida y etnocida.

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